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viernes, septiembre 28, 2007
Una receta para salvar la Tierra
No es una carta cualquiera la que publica hoy la revista «Nature». La firma el padre de la Teoría de Gaia, esa que considera que la Tierra es un organismo que se autorregula, evoluciona y está vivo, aunque también enfermo. Por eso James Lovelock propone en esas líneas -que firma con Chris Rapley, coautor de su hipótesis- una receta para que nuestro planeta se cure y para ello le da a beber de su propia medicina, el mar. «Proponemos una forma de estimular la capacidad de la Tierra para curarse a sí misma, como un tratamiento de emergencia para la patología del calentamiento global», comienza la carta. Una autocuración posible a través de los océanos, que cubren más del 70 por ciento de la superficie terrestre.
Lo que Lovelock propone es bastante simple y tiene que ver con el ciclo natural del CO2 .Introduciendo en el océano unos tubos de entre 100 y 200 metros de largo y 10 metros de diámetro, que terminan en su base en una especie de válvula batiente, se logra bombear agua, permitiendo la mezcla de las aguas ricas en nutrientes del fondo con las más pobres de la superficie. Esto provoca la fertilización de las algas, que crecerían y podrían absorber más dióxido de carbono de la atmósfera. Al mismo tiempo, estas algas convierten, gracias a la luz, el sulfato inorgánico del mar en sulfuro de dimetilo, que se oxida en la atmósfera en compuestos que atraen la humedad. Así, provoca la formación de nubes, que absorben mayor radiación solar y, por tanto, favorecen un efecto de enfriamiento del planeta.
El año pasado un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (CSIC), descubrieron que la radiación solar fomenta la presencia de dimetilsulfido, que a su vez interviene en la formación de las nubes. Por tanto, la idea de Lovelock es acelerar este mecanismo natural con la fertilización natural de las algas. Esto crearía un «parasol» gigante que ayudaría a bajar los termómetros del planeta, que hace tiempo que arden.
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