La ruta más directa entre los océanos Atlántico y Pacífico a través del Paso del Noroeste se ha quedado abierta por primera vez desde que la zona comenzó a ser observada hace casi 20 años, según informó la Agencia Europea del Espacio (ESA).
Históricamente, el paso que une ambos océanos a través del Ártico canadiense ha estado congelado, pero según ESA, el deshielo ha hecho que esta ruta sea navegable por primera vez.
El hallazgo, basado en observaciones satelitales, ha incrementado la preocupación sobre el aumento del calentamiento global.
El Paso del Noroeste es una de las rutas marítimas más legendarias del mundo, al ser un atajo entre Europa y Asia a través del Ártico.
Varios exploradores europeos intentaron navegarlo infructuosamente en los siglos XVIII y XIX.
Según ESA, el deshielo ha hecho que esta ruta sea navegable por primera vez desde que las observaciones comenzaron en 1978.
Disputas internacionales
La agencia también informó de que en el Paso del Noreste, a través del Ártico ruso, también se está reduciendo la masa de hielo y que actualmente está solo "parcialmente bloqueado".
La apertura de nuevas rutas marítimas en el Ártico ha fomentado las disputas internacionales en la zona.
Canadá afirma que tiene soberanía sobre el área del Paso del Noroeste que se encuentra en su territorio y que por lo tanto puede prohibir el tránsito en la zona.
Pero la Unión Europea y Estados Unidos no están de acuerdo, y afirman que la nueva ruta debe ser un estrecho internacional que pueda ser utilizado por cualquier embarcación.
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El paso del noroeste está abierto, libre de hielo por primera vez. El cambio climático, especialmente agudo en el Ártico, ha abierto esta nueva ruta marítima entre Europa y Asia a través de Groenlandia y Canadá, según afirma la Agencia Espacial Europea (ESA), cuyos satélites miden el hielo casi a diario. En teoría, un barco podría zarpar mañana desde Vigo y llegar a Japón sin pasar por el Canal de Panamá. En la práctica, los icebergs siguen desaconsejando la travesía. En unas semanas, cuando acabe el deshielo, el paso volverá a cerrarse, pero este hito -y otros más que vendrán- explica por qué Rusia, Canadá, Estados Unidos y Noruega han emprendido una carrera más que diplomática por controlar el Ártico.
En 1851, el gran explorador del Ártico Robert Mc Clure tuvo que abandonar en medio del hielo el Investigator, el barco con el que dos años antes había partido de Europa para intentar llegar a Asia a través del Ártico. Mc Clure siguió en trineo hasta que fue rescatados y luego completó la travesía hasta el estrecho de Bering, entre Rusia y Alaska. Había cruzado por primera vez el mítico paso del noroeste, la quimera que desde el siglo XV buscaban los países europeos para llegar a Asia. Como una ruta que obliga a dejar el barco en el hielo no puede ser considerada como tal, la exploración de esa nueva puerta entre Europa y Asia quedó en suspenso.
A la vez que Mc Clure y los suyos se lanzaban a la aventura, la humanidad comenzaba a quemar carbón y luego petróleo de forma desenfrenada. La máquina de vapor, la revolución industrial, la población mundial creciendo exponencialmente... y el Ártico seguía aparentemente estático en su movimiento: hielo marino en invierno en casi todo el círculo polar y un deshielo en verano pero que ni de lejos llegaba a abrir el paso del noroeste -ni mucho menos el más helado aún paso del noreste por Siberia-.
Tanto carbón y tanto petróleo liberaron ingentes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Así, la concentración de CO2 en la atmósfera pasó de 280 partes por millón a las 379 que hay actualmente, el nivel más alto en 650.000 años. Estos gases retienen parte del calor que libera la Tierra, calientan el planeta y funden el Ártico. El polo norte es la zona del planeta más vulnerable al aumento de temperatura, ya que al derretirse el hielo aparece agua, que no sólo no refleja la luz como lo hacía el hielo, sino que absorbe más calor y así funde más hielo. Es decir, ha entrado en un círculo vicioso del que los científicos dudan de que pueda salir. Unos pronostican que quedará libre de hielo en verano en 2070 y otros modelos predicen que eso ocurrirá en 2040.
Los gobiernos afectados lo saben y desde que en 1985 el rompehielos estadounidense Polar sea cruzó el paso del noroeste no dejan de mirar al norte. Canadá se ha enfrentado a EE UU porque considera que el estrecho son sus aguas territoriales, ya que cruza entre centenares de pequeñas islas canadienses. El pasado 10 de agosto, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, anunció que "reforzará la soberanía canadiense sobre el Ártico" construyendo una base militar en pleno paso del noroeste.
La base se instalará en Resolute Bay. Ayer, Ralph Alexander, asistente del alcalde, de Resolute, explicaba por teléfono la situación: "Desde mi ventana veo el Ártico y siempre, incluso en verano, veía algo de hielo. Cada vez veo menos, pero este año no hay nada, sólo agua, y eso sí que es anormal". Los pocos habitantes del Ártico no son escépticos sobre el calentamiento. En Groenlandia, los cazadores han comenzado a matar a los perros que tiran de sus trineos en invierno. La temporada es demasiado corta y no son rentables.
El deshielo no sólo abrirá nuevas rutas sino que permitirá abrir enormes yacimientos de gas y petróleo. Un ejemplo es la gigantesca bolsa de gas de Stockman, en el ártico ruso. Según la empresa rusa Gazprom, alberga tanto gas como el que consumiría la UE durante siete años. Eso explica en parte la prepotencia de la política energética de Putin y que el pasado agosto oficiase con una bandera submarina la conquista del Polo.
La ESA ha juntado las imágenes de satélite de los últimos días y recreado la situación de las rutas: el paso del noroeste aparece por primera vez "completamente navegable"; no así el del noreste. Ni siquiera en el anterior mínimo de hielo, en verano de 2005, el paso quedó completamente abierto. Entonces, el rompehielos sueco Oden tuvo problemas para cruzar el paso. El paso del noroeste está abierto pero faltan años para que desaparezca la amenaza de los icebergs. Lief Toudal Pedersen, del instituto espacial danés, explica en un comunicado de la ESA que "el paso puede abrirse a la navegación antes de lo esperado".
El deshielo se ha acelerado enormemente. En el anterior mínimo histórico, el 20 de septiembre de 2005, el hielo marino cubría 5,32 millones de kilómetros cuadrados (una superficie como 10 veces España), según los satélites de la NASA que desde hace 30 años siguen el Ártico. El pasado 10 de septiembre, la superficie helada era de 4,24 millones de kilómetros cuadrados, cuando aún quedan 10 días de deshielo. Es decir, la extensión helada es actualmente 800.000 kilómetros cuadrados menor que el anterior mínimo (ha perdido 1,5 veces España) y un casi un 50% menor que la media entre 1979 y 2000. Casi cada año, los científicos tienen que rehacer sus previsiones porque el ritmo de deshielo las supera.
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