Aprovechando la presentación de Super Mario Galaxy para la consola Nintendo Wii, la compañía creadora nos ha enviado una suculenta nota donde se cuenta la historia del mítico Super Mario.
¿Por qué Mario es el personaje más popular de los videojuegos?
El fontanero creado hace un cuarto de siglo por Shigeru Miyamoto ha vendido 185 millones de juegos y ha puesto patas arriba en varias ocasiones los cánones establecidos del ocio electrónico: ahora lo vuelve a hacer.
Para muchos es sinónimo de videojuegos. Nació hace un cuarto de siglo y sus juegos han vendido más de 185 millones de ejemplares. Pero ¿qué ha hecho de Mario el personaje más popular del ocio electrónico y de su creador, Shigeru Miyamoto, un mito que figura junto al Papa Benedicto XVI, el presidente chino HuJintao o el visionario de Apple Steve Jobs entre las cien personas más influyentes del mundo, según la revista Time? La palabra clave es innovación.
Mario ha protagonizado juegos que pusieron patas arriba el concepto que todo el mundo tenía en ese momento de lo que era un videojuego: fue el primer personaje en moverse con libertad por toda la pantalla (Donkey Kong, 1981 en arcade), fue el primero también en ir descubriendo los escenarios a medida que avanzaba por ellos mediante un scroll lateral (Super Mario Bros, 1985 para Nintendo), o en moverse con absoluta libertad en el primer mundo realista creado en tres dimensiones (Super Mario 64, 1996 para Nintendo 64)… Y ahora da un paso más con el revolucionario Super Mario Galaxy para Wii.
Pero hagamos un poco de memoria. ¿Cómo ha conseguido Mario convertirse en un icono cultural más popular que el mismísimo Mickey Mouse? A principios de los años ochenta el mundo de los videojuegos estaba dominado por títulos como el matamarcianos Space Invaders de Atari o Pacman, el comecocos de Namco. Nintendo era una compañía nacida en 1889 conocida sobre todo por sus juegos de cartas que intentaba meter la cabeza en el mundo de las recreativas. En 1981, como todos los equipos de I+D estaban concentrados en otros proyectos, encargaron un juego a un joven diseñador de posters de 24 años recién llegado a la empresa.
La misión de Miyamoto estaba clara: desarrollar una recreativa protagonizada por Popeye y Olivia para el mercado norteamericano. Sin embargo, Nintendo perdió los derechos de esos personajes y Miyamoto se ofreció para crear otros nuevos. Así nació Donkey Kong donde el Autorretrato de Shigeru Miyamoto con su creación, el fontanero protagonista, un carpintero llamado Jumpman debía rescatar de lo alto de un edificio a una dama esquivando los barriles que le lanzaba un gorila. El juego era tan diferente a lo que habían visto hasta entonces que horrorizó a los jefes de Miyamoto. ¡El personaje se movía por toda la pantalla! ¡Inaudito! Y para colmo, en lugar de ir directo a la acción, ¡desarrollaba una historia! ¡Nadie iba a saber jugar con eso! Sin embargo, pusieron la máquina en un bar y a la mañana siguiente había treinta dólares en el cajetín. Al otro día, recaudaron 35 dólares. Donkey Kong se convertiría en un éxito que vendería 60.000 recreativas.
En 1982, Jumpman dejó la carpintería para dedicarse a la fontanería. En ese momento fue rebautizado: Nintendo creía que el nombre era poco comercial para el mercado occidental. En broma, en la filial americana sugirieron llamarle Mario por el parecido que el personaje tenía con Mario Segali, propietario del edificio donde estaba Nintendo América. En Japón gustó y así se le conocería a partir de entonces. Mario apenas ha cambiado en veinte años, pero su aspecto se debe en gran parte a las limitaciones técnicas que existían cuando Miyamoto lo creó. “Quería plasmar un hombre de mediana edad, con un gran sentido de la justicia y que no fuera guapo”, recuerda Miyamoto. Sin embargo, era imposible representar el movimiento de su pelo así que le plantó un enorme sombrero. Si llevaba manga larga, tampoco conseguían plasmar cómo movía los brazos. Entonces le vistió con un mono azul y una camisa roja. ¿Expresiones faciales? Imposible: un bigote gigantesco y una buena nariz y a correr…
En 1985, por fin Mario dejaría las recreativas para convertirse en el rey de la consola con Super Mario BROS para la Nintendo original. Ese título todavía puede presumir de ser el más vendido de la historia de los videojuegos (con más de 40 millones de copias vendidas). En él, Mario por primera vez aumentaba de tamaño gracias a unos champiñones, reinventó el género de plataformas. Fue el primero que rompió con la pantalla estática: a medida que el personaje avanzaba el escenario también se movía de forma lateral por un gigantesco mundo. Desde entonces, Mario ha aparecido en más de cien juegos en los que se ha creado un mundo propio tocando casi todos los géneros (desde el fútbol, pasando por los puzzles, hasta la creación artística). Y muchos de ellos figuran siempre en los listados de los mejores títulos de la historia. Valga un ejemplo, en uno de los más recientes, el de la prestigiosa y dura revista británica Edge figuraban títulos de plataformas (Super Mario World, 1990, Super Nintendo), conducción (Super Mario Kart, 1992, Super Nintendo), aventuras (Paper Mario, 2000, Nintendo 64) o lucha (Super Smash BROS Melee, 2001 Nintendo GameCube)… Pero el que más destacaba en el número tres (sólo superado por The Legend of Zelda: Ocarina of Time, otra creación de Miyamoto, y resident evil 4, lanzado en exclusiva para Nintendo GameCube) es, cómo no, Super Mario 64.
Algunas de las habilidades nunca vistas hasta entonces que Mario exhibía en Super Mario 64 Bowser, archienemigo de Mario La princesa Peach, la damisela en apuros (aunque tiene su carácter) Super Mario 64 creado para Nintendo 64 revolucionó la historia de los videojuegos en 1996. Aquella catedral de los videojuegos era el primer mundo realista diseñado en tres dimensiones. ¿Más novedades? El jugador, controlaba a Mario que se movía con libertad total por el entorno con los sticks analógicos (algo que ahora es un estándar en la industria del videojuego). Y eso no era lo mejor: Mario no se limitaba a avanzar sin más sino que podía correr, gatear, nadar, ensayar saltos diferentes, ir a gatas, pegarse a las paredes… Nadie había visto nada así jamás: los jugadores tenían que pensar de forma diferente.
Ahora Mario llega con una nueva aventura de esas que surgen una vez en cada generación de consolas para poner todo patas arriba, esta vez en Wii, una máquina que por sí misma ha roto muchos esquemas. En Super Mario Galaxy, el fontanero se mueve en escenarios que recrean planetas con superficie esférica. Una vez más nos deberemos olvidar de las reglas establecidas en el mundo de los videojuegos. Arriba y abajo dejan de ser términos absolutos, para encontrar el camino correctos deberemos pensar en tres dimensiones… y media.
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